Los momentos de felicidad son escasos. O los convertimos en escasos los humanos. Muchas veces, de forma absurda, no nos conformamos con lo que tenemos y buscamos más sin saber que, en ocasiones, esto nos llevará a la frustración.
Las pequeñas cosas, son las importantes. Un café con esa amiga que te cuenta que es feliz, o un gintonic en un sitio petado y con la música alta, con ese grupo que te rodea, te cuida, te ríes y pasas buenos momentos.
No es tan complicado saber buscar las cosas que nos hacen un poco más felices. No se trata de encontrar algo sublime, complicado o distante. Generalmente, los momentos felices están ahí, a nuestro lado. Al alcance de un roce de dedos, de una mirada o una sonrisa.
Los momentos felices nos hacen soñar, tranquilizan nuestra tensión, desatan nuestra sencillez y nos muestran caminos cortos, pero firmes, para que la sonrisa sea el vehículo perfecto.
Un beso.
Lola
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